jueves, 18 de septiembre de 2014

ENTRE QUESO Y CHOCOLATE: GRUYERES & BROC

Hoy nos levantamos con ganas de hacer muchas cosas pero el día se ha levantado muy tapado.

Nuestra primera parada es Moléson-Village La idea es hacer una mini ruta de montaña por aquí para después dirigirnos hacia Gruyere para probar el famoso queso. LA oficina de turismo nos envió un folleto titulado "sentier des fromageries". Se puede hacer una ruta circular por las "fromageries" (Fábricas de queso) de la zona. Pero somos conscientes que no nos da tiempo ya que son 14km, que ellos calculan que se hacen en 4h por los desniveles.  

Os paso el enlace por si quereis leer sobre el tema:
http://www.la-gruyere.ch/fr/sentier-de-fromageries.html

La vista se nos va en todas direcciones. Que montañas! Con el mono de caminar nos ponemos todo el equipo, subimos a la peque a su mochila y... caen gotas??



Decidimos que no vale la pena aventurarnos, que es el primer día y que ya tendremos tiempo de pisar montaña. Paseamos por el pueblo viendo las vacas, el rio, las casas! (ya hemos fichado alguna que nos encanta!). No llevamos ni media hora en el pueblo pero decidimos que ya no da para más si no podemos hacer trekking así que... vuelta al coche y a marcar en el GPS el nuevo destino: Gruyeres.

Siguiendo las recomendaciones de los foros, aparcamos de forma gratuita a la entrada del pueblo, en la Maison du Gruyere. El parking está un poco apartado del centro pero desde allí sale un sendero bien indicado que en unos 10 minutos nos deja en el centro. El camino hace subida pero es muy agradable, por la montaña, separado de los coches y con bancos de madera de tanto en cuando. Esta vez salimos mejor equipados ya que está cayendo una ligera lluvia: chubasqueros, paraguas y el plástico para el cochecito.





Gruyeres es bonito. El mal tiempo nos podría haber aguado la visita pero no es así. Toda la zona del centro es peatonal, se ve muy cuidado, con flores en las montañas. Vamos, como muchos pueblos suizos que iremos viendo los próximos días. Pero lo que de verdad nos ha llevado a Gruyeres, no es su queso ni sus flores, sino tomar algo en el bar HR GIGER, el creador de Alíen. Tenemos la suerte de entrar en el momento justo y encontrar una mesa ya que al cabo de unos minutos se pone a diluviar y el local quedó abarrotado. Me apetece ver el museo de HR GIGER pero nos da cosilla que la peque rompa algo así que lo dejamos apuntado para otra ocasión.



Tras casi una hora en el bar, decidimos dar una vuelta por el castillo de Gruyeres, ya que ahora cae una ligera lluvia y ésta parece que nos va a acompañar todo el día.



Vuelve a caer un buen chaparrón así que decidimos bajar corriendo hasta el parking y buscar una mesa para comer en la Maison du Gruyere antes de que todo el mundo tenga la misma genial idea. Pero... no es lo mismo correr solo a hacerlo con un cochecito así que cuando llegamos tenemos unas 50 personas delante. buahhh  No obstante nos quedamos a hacer la cola ya que nos confirman que en menos de media hora podremos sentarnos. (Y lo cumplieron!).

No obstante, el tiempo nos pasó rapidísimo ya que la Maison du Gruyere ofrece un tour por su fábrica y a la salida tiene una tienda con un montón de souvenirs donde todos los turistas nos resguardábamos para no mojarnos. Allí fue donde sufrimos uno de los primeros sustos del viaje con mi peque. Se emocionó tanto al ver tantas cosas en la tienda q... se me escapó. Oía su risa y sus pasitos corriendo pero no conseguía atraparla. La tienda es de estas tipo laberinto, con muchos pasillos y mientras yo sufría por si rompía algo, mi marido sufría por si la raptaban. Al final saltaron las alarmas porqué intentó salir de la tienda con una taza para su desayuno (por suerte era de plástico) y el guardia de seguridad nos la entregó literalmente (porqué la llevaba cogida entre sus brazos y la peque pataleando...). Total que para no hacer más el ridículo... compramos la taza. Bueno, al menos es bonita y nos sirvió para indicarle que a partir de ahora... se acabaron los bibes :-)

Mientras mi marido iba a dejar los souvenirs al coche (recordad que habíamos aparcado en el parquing de la Maison, justo al lado del restaurante) nos llamaron para sentarnos a comer. Y que rico estaba todo. Una de las mejores comidas del viaje y de las más baratas! Y vaya platos! Suerte que no le habíamos pedido nada a la peque y le pudimos ofrecer de lo nuestro. Teníamos miedo a que nos clavaran un buen pellizco pero no, menú precio español. Además la comida estuvo amenizada por un grupo de músicos amateurs que había venido a visitar el museo. ¿Qué más podemos pedir? La peque salió a bailar junto con otros niños. Estaban para comérselos. Igual en lo único que pinchó el menú es en el postre a base de quesos. Suerte que yo me pedí el helado, jejeje




Nuestra siguiente parada es la Maison Cailler en Broc (Fábrica Nestle). El parking está abarrotado de familias árabes. Y claro, la unidad familiar es tan grande que directamente han alquilado furgonetas!. Se ve una laaaaaaaaaaarga cola desde aquí. Cuando preguntamos en la taquilla a qué hora nos tocará entrar... se nos pasan las ganas de ver como fabrican el chocolate y nos vamos directamente al outlet que tienen montado un poco más arriba del parking. Aquí sí que nos pusimos las botas comprando. Sinceramente, no sé si es más barato que en otros sitios (en los foros decían que sí) pero lo que si se es que nos quitamos el tema souvenirs en un momento. Compramos varias cajas decoradas llenas de chocolatinas para la familia y varias tabletas para merendar. (A este ritmo, vamos a volver con unos kilitos de más!!). No solo había chocolate. LA tienda vende cualquier producto de la marca Nestlé, sea o no comida.






En vista de que el día no mejora, decidimos volver a Montreux y darnos un buen atracón de chocolate para merendar. Pero cuando llegamos, el tiempo ha mejorado tanto que decidimos volver a dar un paseo por el lago. Estos días Montreux está de fiesta y hay música regional en el mercado con productos autóctonos. Uhmmm. Como es pronto nos da tiempo de recorrernos también la zona alta de la ciudad y disfrutar del ambiente de lujo que se respira. Eso sí, vaya precios. Tengo mono de pan y me compro una baguete de las pequeñas. 3 €! Me parece que no voy a comer más pan hasta que regresemos a casa.


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