Este
año el destino nos ha traído a Suiza. No teníamos muy claro a donde ir porqué
nos encanta la montaña pero con una niña de 2 años, se hace difícil hacer un
trekking de varias horas cargando con ella a la espalda.
Nada
más cruzar la frontera francesa, toca hacer el primer gasto. Para circular por
las autopistas suizas se necesita comprar la vignette, (unos 40€) un sistema de
pago que ya me gustaría en Cataluña. Pagas una vez y fuera, a recorrer mundo, y
no como aquí que cada X km toca parar y hacer colas eternas en verano para ir a
la playa. Primera recomendación: mirad cuánto cuesta la vignette en el momento en
que vayáis a ir y llevad el dinero exacto en CHF. Pero si todavía no habéis cambiado
no os preocupéis. Vosotros pagareis con un billete en euros y os devolverán
vuestras primeras monedas en CHF, según el cambio del día.
Suiza
nos encanta nada más salir del puesto fronterizo. Las vistas del lago Leman a
la derecha y la montaña verde a la izquierda, me hace disparar varias veces mi
cámara. Además hemos tenido mucha suerte. No hay ni una nube en el cielo.
Nuestra
primera parada, aparte de una área de servicio para comer porqué estamos
famélicos, es Montreux. Tengo que reconocer que me costó muchísimo encontrar un
alojamiento bueno bonito y no demasiado caro porqué toda esta zona de la Riviera es caríiiiiisima.
La idea era montar el campo base cerca de la autopista para ir haciendo
excursiones cada día. Lo ideal hubiera sido dormir en Vevey o algún bed and
breakfast por las afueras, pero al final, viendo fotos de Montreux, decidimos
pagar un poco más y dormir al lado del lago. Y no me arrepiento para nada!
(Opinión
sobre nuestro alojamiento aquí:
http://escapadasentiemposdecrisis.blogspot.com.es/2014/07/hotel-bon-port-montreux.html )
Lo
primero que se siente en el ambiente al dejar la autopista y empezar a
descender hacia Montreux es que aquí se mueve pasta. La palabra dinero se me
queda corta. No sé si son las casas, las calles, la gente que pasea. Todo
indica dinero. No me sentía así desde que visité Mónaco y Montecarlo. Ahora
entiendo por qué nos ha costado tanto encontrar alojamiento y ya me estoy
temiendo que habré escogido un tugurio de los malos. (Suerte que no fue así!).
La carretera principal, de un carril por sentido, pasa por el medio de la
ciudad. Hay muchísimo tráfico y nos da tiempo de mirarlo todo con calma. Parece
Andorra la Vella ,
todo lleno de tiendas. Pero en vez de esquiadores, por las aceras pasean
harenes: un hombre seguido de montones de mujeres bien tapadas, muchas de
negro, con el calor que hace.
Tras
dejar las maletas, nos vamos a pasear por el paseo del lago. Bonito, eh?
A
pocos minutos del hotel encontramos un súper enorme que cerrará en menos de una
hora así que damos una vuelta rápida para buscar la estatua de Freddy Mercury y
hacernos unas fotos con él. Que suerte tiene disfrutando de estas vistas!
Mi
hija está encantada con los cisnes y los patitos que se acumulan en la orilla
para recibir su ración de pan y nos cuesta muchísimo entrarla en el súper. No
notamos grandes diferencias de precio con Barcelona (indico Barcelona porqué
igual en otros puntos de España es bastante más barato ir al súper). Compramos
zumos, galletas, embutido, fruta, pan,.... y alguna tableta de chocolate para
comprobar si el chocolate suizo está bueno o no. El problema es escoger una
sola tableta. No recuerdo ahora el número exacto de sabores distintos pero más
de 30 habían seguro!
Dejamos
la compra en la habitación y volvemos al paseo del lago pero esta vez para
cogerlo en dirección contraria, hacia el castillo de Chillón que está a una media hora caminando. Cuando llegamos allí vemos que queda
poco para que cierre así que nos hacemos varias fotos y decidimos volver dentro
de unos días para visitarlo como es debido. Ya en el verano del 2010 nos
quedamos con las ganas de entrar, al tener que volver a España urgentemente.
Pero esta vez, nadie me privará de ver el grafiti que hizo Lord Byron cuando
estuvo aquí prisionero.
Nos
sentamos a descansar un rato admirando las vistas en un banco ocupado por dos
autóctonas cuando de golpe una de ellas nos mira y nos pregunta en catalán, si
somos catalanes. Resulta que ella también y nos empieza a dar indicaciones de
lo que podemos hacer los próximos días. Qué bien! Me ahorro de mirar la guía
:-)
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