Hoy
nos toca visitar, según los comentarios que he leído, uno de los
mejores paisajes del viaje. Los paisajes de donde se obtienen las
postales más bonitas de la Toscana. Nos vamos a la Val d´Orcia.
Nuestra
primera parada es en Pienza. Casi somos los primeros en llegar al
parking (gracias Astrid por hacer de despertador cada día, a pesar de
estar de vacaciones y querer dormir al menos hasta las 8:00….). Dentro
del pueblo no se puede aparcar ya que es todo peatonal. En un principio
dudo que semejante parking (es gigante) se llegue a llenar durante el
día pero cuando marchemos, estará a tope!
Estamos
en la ciudad natal del papa Pio II y como tal, cuando subió al poder
quiso convertirla en un lugar digno de admiración por su belleza,
siguiendo los cánones renacentistas del momento. El problema es que
tenía que adaptarse al espacio que había y algunas cosas parecen metidas
con calzador. Hay que verlo para entenderlo.
Cuando
llegamos a la pl. Pio II nos quedamos alucinados. Por todo lo que había
leído, me esperaba una plaza grande, o al menos de tamaño mediano. Pero
no, es una plaza pequeñita. Vamos, que la de mi pueblo de 40 habitantes
en invierno es más grande!!! Luego ya te lo miras bien y la plaza no
es tan pequeña pero las obras realizadas por Pio II, consiguen
empequeñecerla. Y es que el Duomo no encaja. Es bonito, pero...demasiado
grande para tan poca plaza. Me desilusiona un poco. Por dentro, tampoco
llama mucho la atención. Es muy simple lo que igual ayuda para
adentrarse en la oración, que al fin y al cabo es su misión. Me dedico a
buscar los sensores para detectar un futuro desprendimiento. Los hay en
varios puntos. No estamos mucho tiempo dentro. Sólo el necesario para
hacer 4 fotos a las grietas del suelo. Me da miedo que justo se derrumbe
la iglesia ahora que estoy yo dentro. Y es que la iglesia se está
rompiendo, literalmente, por la mitad. Da cosilla caminar por aquí y
notar como el suelo se inclina.
Es tan grande, y pesa tanto que la montaña está cediendo.
Vale la pena bajar las escaleras que hay a la derecha del Duomo y admirar el paisaje de la Val d´Orcia. Por otro lado se coge un paseo alrededor de la muralla, que también ofrece estas vistas y es más facil de fotografiar. Se entra por los callejones que quedan a la izquierda del Duomo.
Volvemos
a subir las escaleras, y entramos en la oficina de turismo, que está en
la misma pl. Pio II. Nos habían recomendado ver su interior. No está
mal.
Vamos
a por otro patio interior. En este caso el palacio Piccolomini. Me
apetece visitar la casa pero Astrid empieza a tener hambre y sueño así
que pasamos de comprar la entrada y buscamos un bar en donde
complacerla. Con el estómago lleno, la paseamos por la calle comercial
hasta que se duerme, que son 2 minutos. Me enamoro de una tienda donde
todo es de madera: carteles para las habitaciones, relojes en forma de
animales,... Todo esto quedaría muy bonito en su habitación. Pero es que
no tenemos mucho espacio en la maleta que se diga ... Así que lo dejo
estar pero antes de subir al coche, cuando Astrid ya está atada en su
sillita, me entran ganas de salir corriendo para comprarle un reloj
mariquita precioso. Suerte que MA me detiene porqué, ahora no lo sabemos
pero esta misma tienda tiene una sucursal en Florencia y aunque parezca
mentira, allí todo es más barato!!
Miro
mis apuntes, a ver si nos dejamos algo y ahora veo que apunté que no
comprara nada en Pienza. Es de lo más caro de la Toscana!. Eso sí, sirve
para ver qué cosas podemos ir comprando en otros pueblos. Aquí son
especialistas en temas culinarios. El problema es que igual por no pagar
ahora un par de euros más, luego no lo encuentras en ningún sitio...
Quesos, hierbas para cocinar, preparados culinarios, uhmmm, que hambre
que nos entra! Vámonos de aquí ya! sino, la visa echará humo!
Saliendo
del parking, ya montados todos en el coche, damos un vistazo exterior
al monasterio que aparece en la película “El paciente Inglés”.
Seguimos
nuestra ruta. MA tiene muchas ganas de visitar Montepulciano pero yo la
verdad, ni fu ni fa. He leído muy malas críticas. Gracias a Dios que
gana él porqué se convierte en una de las visitas excepcionales del
viaje. Y eso confirma la norma de que "para gustos los colores". Había
leído opiniones que decían que parecía una feria de vinos pero nada más
lejos de la verdad.
Después
de dejar el coche en un parking que encima está lejísimos y súper
lleno, empieza la ascensión.
Con la calor que hace no me importaría
subirme al cochazo de "Alice, la hermana vampira" y compartir el coche con Bella
hasta la puerta de la muralla. Y es que si el otro día visitamos los
escenarios del libro "Luna Nueva" hoy estamos en los escenarios de la
película. Volterra era bonito pero entiendes porqué decidieron escoger
esta plaza para la peli. Has de subir unas cuestas impresionantes y
cuando llegas resollando arriba, te espera una plaza espectacular. Y no
es que vengamos de Pienza y ésta sea todo lo contrario. Ya le hubiera
gustado a Pio II tener todo este espacio para "remodelar". Las fotos, as
usual, no le hacen justicia. Además esta noche hay espectáculo y hay un
tablado además de andamios arreglando fachadas para dejarla todavía más bonita si cabe.
Miramos restaurantes pero son bastante caros así que decidimos picar algo y seguir nuestro camino.
Después
de varias horas en Montepulciano, nos ponemos en marcha para casa. Por
el camino vamos parando por la carretera para admirar y fotografiar el
paisaje. Con el coche detenido, pensamos que no nos importaria despertarnos mañana con este paisaje. Le digo a MA que la próxima vez que nos casemos, quiero hacerlo aquí:
Es el tipo de ermita donde se celebran, en mi imaginación, bodas secretas, con los más íntimos. Cuidado no os paseis el desvio para visitarla!. Está en medio de la nada pero la pausa vale la pena.
No tenemos ganas de más paradas pero…
a Astrid le toca la merienda. Paramos en el primer pueblo que
encontramos, que resulta ser San Quirico D´Orcia. Damos una vuelta por
allí, fotografiamos la colegiata, una iglesia que encontramos más
adelanta con unos leones muy chulos y entramos en un parque a tomarnos
un súper potito de fruta. Si hay ganas de pasear, igual el pueblo está
bien pero después de Montepulciano, el listón ha quedado muy alto.
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