martes, 12 de marzo de 2013

TOSCANA 2012: SAN GIMIGNANO Y VOLTERRA

LUNES: SAN GIMIGNANO, VOLTERRA Y LOS MEJORES PAISAJES DEL VIAJE. 

El lunes nos levantamos bien prontito, gracias a Astrid y con ganas de hacer cosas. El problema es que le dijimos a Ylena que desayunaríamos en la granja y para ello todavía queda más de una hora. Vamos avanzando y nos duchamos, nos vestimos, nos tomamos una el bibe, nosotros un zumito, luego unas galletas,... y todavía falta media hora. Total que vamos a ver, como no, a los caballos, que Astrid se muere de ganas. Ylena nos ve y empieza a prepararnos el desayuno. Madre mía que rico. Ahora entiendo eso del mito de la Toscana "Non fare niente". Si todas las comidas son así,... saldremos de aquí con unos cuantos kilos de más. Hay 2 pasteles caseros, mantequilla, mermelada casera de 4 tipos, tostadas, embutidos también caseros realizados por la granja de al lado,... Vamos, que nos ponemos las botas. 


Para Astrid, Ylena nos ha preparado una trona como la que tenemos en nuestro apartamento. No sé si lo he comentado pero el apartamento está muy bien si vas con bebes con ganas de gatear. Y en la casa te ofrecen gratis la cuna y la trona.  

Desayunamos con calma hasta que Astrid se harta de estar atada y tenemos que dejar de comer. Menos mal que alguien nos ayuda a poner el freno, jeje.  

Nos ponemos en marcha camino de San Gimignano. Nos habían avisado que fuéramos pronto para no coger caravanas pero la verdad, no encontramos a nadie por el camino. Eso sí, cuando llegamos, nos vamos a un parking algo alejado ya que los más cercanos a las puertas de entrada están completos.  

No sé qué esperaba de San Gimignano pero la verdad, no esperaba que me gustara tanto. Pensaba que sería un pueblo con mucho turismo, abarrotado de gente, sin poder caminar,... Nos pasa al igual que ayer en Siena, estamos casi solos (¿dónde está la gente de los coches aparcados???). Paseamos por las murallas y entramos en el casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1990. Está todo muy bien conservado y disfrutamos mucho de la visita. 


En la piazza de la Cisterna, donde según el foro y las guías se vende el mejor helado del mundo, han montado un mercadillo. ¡Por eso habían tantos coches! Nos pensamos si coger un helado o no pero la verdad, hambre no hay con la cantidad de embutido, tostaditas con mermelada y el pedazo de pastel que nos hemos comido. Así que decidimos no ser golosos y dejarlo para otro día.  

Decidimos hacer un poco de ejercicio y subir a la Torre Grossa, lógicamente sin ascensor y con la peque en brazos … Es para añadirle emoción a la ascensión! Vaya vistas nos esperan arriba! Desde aquí se aprecia mucho mejor porqué San Gimignano está considerado el Manhattan medieval. El pueblo todavía conserva muchísimas torres de piedra, edificadas por las familias ricas para demostrar su poder.  


¿A que parece Manhattan de piedra?


Al bajar de la torre visitamos las habitaciones y nos encontramos con este cuadro que representa la primera noche de bodas.


Vamos hacia la Porta de San Giovanni y me sale la vena consumista. La calle que nos lleva de la plaza hasta la Porta ... está llena de tiendas de souvenirs. Me enamoro de unos títeres en forma de pinocho y compro varios para regalar. Aparte cae un imán para la nevera también del personaje de madera. Luego me arrepentiré de no haber comprado alguno más o el tapón para las botellas. En cuanto a precios, ya lo habia leido en el foro que aquí está todo más barato que en otros pueblos que visitaremos. Lógicamente ahora no tengo criterio porqué acabamos de empezar el viaje pero me fio de las opiniones de la gente del foro. (Al final del viaje comprobaré que realmente, era el sitio ideal para comprar). 


Las calles se empiezan a llenar y es hora de ir tirando hacia nuestro próximo destino: Volterra. Deshacemos el camino por calles cada vez más llenas (cuesta moverse con el cochecito) y alucinamos cuando llegamos al parking la cola de coches que hay esperando un hueco. ¡Menos mal que hemos llegado de los primeros! Buscamos un banco en un parque para darle la comida a Astrid y... hacia la próxima parada.  

En la carretera me quedo embobada disfrutando del paisaje. A medida que nos acercamos a Volterra, todavía es más bonito. Decidimos buscar un sitio alto para parar y hacer unas fotos. ¡Y vaya sorpresa! ¡Todo el mundo ha pensado lo mismo! 




Llegamos y aparcamos en un parking ubicado fuera de las murallas. La subidita es un poco cansina pero ya va bien hacer ejercicio, que la comida italiana es muy calórica!  

Paseamos por el centro histórico y buscamos la oficina de información para agenciarnos con un mapa. Me hace gracia ver montones de chicas de distintas nacionalidades delante de un mapa con la cara de los protagonistas de Crepúsculo. A pesar de que la autora ubicó aquí la novela, se rodó en otro sitio. Pero los dos pueblos han sabido sacarle filón turístico al asunto. Dudo en si comprarme o no el mapa, pero al final, gana mi cerebro indicándome que ya no tengo edad para tonterías a pesar de haberme leído los 4 libros y estar esperando ver la quinta y última película de la saga.  




La plaza en donde está la oficina es preciosa. Las fotos no le pueden hacer justicia porqué es enorme. No sé si es por la grandeza y que se me va la vista, el hambre porqué el desayuno ya lo hemos bajado, o por la calor que me entra bajo el gorro de paja, pero me entra un mareo impresionante y hemos de buscar un sitio a la sombra para descansar. Allí cerca (a 1 minuto) hay unos baños en donde entro, previo pago, a refrescarme. Para los mochileros, avisar que hay duchas a muy buen precio!  

Algo más recuperada continuamos nuestro paseo por una calle que rodea desde las alturas la muralla exterior. Desde aquí se pueden tener muy buenas vistas del Teatro romano. 

Este pueblo me está gustando mucho pero cada vez me encuentro peor así que decidimos ir a un súper a comprar algo de comida y acercarnos al apartamento a comer y descansar. MA se compra unos bocadillos. Yo no sé si tengo hambre, ya picaré algo de lo que tengamos en casa cuando me encuentre mejor.  


Llegamos a casa y mientras MA se come el bocadillo que se ha comprado en Volterra, yo me hago una comida rápida con lo que encuentro por la nevera

Después de una merecida siesta, cojo la cámara y me voy a investigar los alrededores de la granja. Es la hora de dar de comer a los caballos y están como locos al ver acercarse a su dueño. No sé cuántas hectáreas tendrá esta familia pero no me extraña que no quieran vivir en la ciudad. Nuestro apartamento tiene 20mtrs más que nuestro piso! Y solo el terreno que tienen los caballos para correr es como el parque de la Ciudadela de Barcelona o más. Lástima que la vida de campo sea tan dura y no te permita descansos…  





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