Cuando los vecinos de
la zona o los estudiantes universitarios decimos: vamos a Palau Reial, no
estamos indicando que nos vamos a visitar este edificio sino más bien el parque
que lo rodea. Este no es uno de los parques más
conocidos de Barcelona y por eso para mí es
mi remanso de Paz. Muchos lo conocieron a raíz de la boda de la Infanta Cristina
con su actual marido, (igual cuando leéis esto ya se han separado a raíz del
caso Noos), Iñaqui Urdangarin, ya que fue el sitio escogido para celebrar su
gran convite de bodas.
Si algo bueno
trajo esa boda fue el adecentar un poco el palacio, el cual desde hace muchos
años es sede de 2 museos: el Museo de Cerámica y el Museo de las Artes
Decorativas. A fecha de hoy todavía se conserva en bastante buen estado su
fachada. Concretamente a mí me gusta mucho este segundo museo ya que de vez en
cuando hacen exposiciones temporales curiosas. Y a la vez que visitas estas
exposiciones, se puede echar una mirada a la exposición permanente y sus
grandes arcones (las maletas de antaño) o a la sala del trono, entre otras.
Nada más bajar
del metro, en la parada que lleva su nombre, Palau Reial, nos encontramos con
dos fuentes que forman dos pequeños estanques, uno a cada lado de la puerta
principal. Es curioso como hace 30 años, tanto mi marido como yo jugábamos con
nuestros barquitos aquí sin problemas. Estos años no sé si ha sido casualidad o
que ya no se lleva, pero no hemos visto a ningún niño tele dirigiendo su yate de
juguete. Lo que sí prohibieron hace un tiempo, fue el ir en bicicleta dentro
del recinto. Pero creo que recordar que hace unas semanas había alguna por
allí...
Antes de entrar
en el parque, deteneros a ver las estatuas que rodean la fachada. Las he visto
cientos de veces y todavía me siguen maravillando.
Una vez cruzada
la puerta, nos espera la cascada. No es tan impresionante como la de la
ciutadella (http://escapadasentiemposdecrisis.blogspot.com.es/2013/08/perdonad-que-ponga-el-titulo-en-catalan.html) pero a cambio se
respira una belleza y una paz que te hacen adivinar como va a ser el resto del
parque.
Y a partir de
aquí, se nos abren hasta 4 caminos distintos para empezar a recorrer este
jardín. Unos anchos, otros más estrechos que se pierden en lo que parece un
bosque. A mí me suele gustar empezar por algún camino de la derecha y luego ir
girando según me atraiga una flor, un árbol o una fuente escondida. Veréis como
no os aburriréis. Cada visita es distinta y no hay ningún camino
predeterminado. El problema a veces es que buscas una fuente concreta y tardas
en encontrarla!.
Es un jardín que
inspira relax, reflexión, tranquilidad. Aquí tanto podéis encontrar a niños
jugando como a enamorados escondidos en rincones verdes, estudiantes
concentrados en sus apuntes, gente con sus fiambreras o improvisando un
picnic.... Igual por haber pasado por todo esto le tengo un cariño especial. Es
el lugar que escogí para pasear cuando enterramos a mi abuelo, con el que
tantos momentos de mi infancia pasé en este jardín. Pero si juzgáis las fotos,
seguro que también os enamora a vosotros.
Si cuando acabáis
la visita todavía tenéis ganas de pasear, os podéis acercar al Monasterio de
Pedralbes, a 10 minutos del Palau.
Espero que lo
disfrutéis tanto como yo. Feliz Paseo.
Para quien lo quiera visitar:
Dirección: Avinguda Diagonal, 686
Se puede llegar en Metro: Palau Reial
(L3) o en distintos autobuses que recorren la diagonal como el 33 y 67 entre
otros
Si bien la entrada al parque es gratuita, el museo sí que
es de pago salvo el primer domingo de mes.
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