domingo, 14 de septiembre de 2014

MONTREUX: EMPIEZA LA AVENTURA EN TERRITORIO SUIZO

Este año el destino nos ha traído a Suiza. No teníamos muy claro a donde ir porqué nos encanta la montaña pero con una niña de 2 años, se hace difícil hacer un trekking de varias horas cargando con ella a la espalda.

Nada más cruzar la frontera francesa, toca hacer el primer gasto. Para circular por las autopistas suizas se necesita comprar la vignette, (unos 40€) un sistema de pago que ya me gustaría en Cataluña. Pagas una vez y fuera, a recorrer mundo, y no como aquí que cada X km toca parar y hacer colas eternas en verano para ir a la playa. Primera recomendación: mirad cuánto cuesta la vignette en el momento en que vayáis a ir y llevad el dinero exacto en CHF. Pero si todavía no habéis cambiado no os preocupéis. Vosotros pagareis con un billete en euros y os devolverán vuestras primeras monedas en CHF, según el cambio del día.

Suiza nos encanta nada más salir del puesto fronterizo. Las vistas del lago Leman a la derecha y la montaña verde a la izquierda, me hace disparar varias veces mi cámara. Además hemos tenido mucha suerte. No hay ni una nube en el cielo.

Nuestra primera parada, aparte de una área de servicio para comer porqué estamos famélicos, es Montreux. Tengo que reconocer que me costó muchísimo encontrar un alojamiento bueno bonito y no demasiado caro porqué toda esta zona de la Riviera es caríiiiiisima. La idea era montar el campo base cerca de la autopista para ir haciendo excursiones cada día. Lo ideal hubiera sido dormir en Vevey o algún bed and breakfast por las afueras, pero al final, viendo fotos de Montreux, decidimos pagar un poco más y dormir al lado del lago. Y no me arrepiento para nada!


(Opinión sobre nuestro alojamiento aquí:  
http://escapadasentiemposdecrisis.blogspot.com.es/2014/07/hotel-bon-port-montreux.html )

Lo primero que se siente en el ambiente al dejar la autopista y empezar a descender hacia Montreux es que aquí se mueve pasta. La palabra dinero se me queda corta. No sé si son las casas, las calles, la gente que pasea. Todo indica dinero. No me sentía así desde que visité Mónaco y Montecarlo. Ahora entiendo por qué nos ha costado tanto encontrar alojamiento y ya me estoy temiendo que habré escogido un tugurio de los malos. (Suerte que no fue así!). La carretera principal, de un carril por sentido, pasa por el medio de la ciudad. Hay muchísimo tráfico y nos da tiempo de mirarlo todo con calma. Parece Andorra la Vella, todo lleno de tiendas. Pero en vez de esquiadores, por las aceras pasean harenes: un hombre seguido de montones de mujeres bien tapadas, muchas de negro, con el calor que hace.


Tras dejar las maletas, nos vamos a pasear por el paseo del lago. Bonito, eh?



A pocos minutos del hotel encontramos un súper enorme que cerrará en menos de una hora así que damos una vuelta rápida para buscar la estatua de Freddy Mercury y hacernos unas fotos con él. Que suerte tiene disfrutando de estas vistas!



Mi hija está encantada con los cisnes y los patitos que se acumulan en la orilla para recibir su ración de pan y nos cuesta muchísimo entrarla en el súper. No notamos grandes diferencias de precio con Barcelona (indico Barcelona porqué igual en otros puntos de España es bastante más barato ir al súper). Compramos zumos, galletas, embutido, fruta, pan,.... y alguna tableta de chocolate para comprobar si el chocolate suizo está bueno o no. El problema es escoger una sola tableta. No recuerdo ahora el número exacto de sabores distintos pero más de 30 habían seguro!

Dejamos la compra en la habitación y volvemos al paseo del lago pero esta vez para cogerlo en dirección contraria, hacia el castillo de Chillón que está a una media hora caminando. Cuando llegamos allí vemos que queda poco para que cierre así que nos hacemos varias fotos y decidimos volver dentro de unos días para visitarlo como es debido. Ya en el verano del 2010 nos quedamos con las ganas de entrar, al tener que volver a España urgentemente. Pero esta vez, nadie me privará de ver el grafiti que hizo Lord Byron cuando estuvo aquí prisionero.


Nos sentamos a descansar un rato admirando las vistas en un banco ocupado por dos autóctonas cuando de golpe una de ellas nos mira y nos pregunta en catalán, si somos catalanes. Resulta que ella también y nos empieza a dar indicaciones de lo que podemos hacer los próximos días. Qué bien! Me ahorro de mirar la guía :-)

La peque empieza a estar cansada así que vamos de retirada. Mañana será otro día.



No hay comentarios:

Publicar un comentario