Ya
estamos a lunes. Empieza la recta final de las vacaciones. Desayunamos,
avisamos en recepción que nos vayan a buscar el coche y aprovechamos la
media horita que falta para liquidar la cuenta y decidir la ruta del día.
Salimos hacia
Pisa. Pisa es de esas ciudades que en cuanto buscas info en los foros, o
bien te dicen que tiene muchísimo para ver o que sólo visites el Campo
dei Miracoli y te vayas a la siguiente parada del día.
Yo me quedo con la segunda opción. No es que crea que Pisa es fea, pero
como está tan arriba en el mapa, o la visitas al principio del viaje o
al final. El año que la visitamos el segundo día de viaje, tras aterrizar en Milán, me moría de ganas de llegar a Roma así que me hice la foto típica, di unas vueltas por allí y...
carretera y manta. Este año estamos agotados, llevamos muchos días
fuera de casa y MA está incluso por saltársela. Pero al final le
convenzo para ver, ni que sea media horita, la famosa torre inclinada.
Encontramos
un parking al aire libre cerca de la entrada de la torre y ahí mismo lo
dejamos. O la vista me engaña o este año la veo más inclinada que la
última vez. Lo veo todo diferente, mucho más masificado (han pasado 14
años desde el viaje anterior). No me gusta, demasiado comercial.
Lo primero que hacemos, es ir a sacar las entradas para los monumentos. Fue
una recomendación de alguien del foro y la verdad, es que se ha de
cumplir a rajatabla. Ya habrá tiempo de hacer fotos. Pero nunca se sabe a
qué hora te va a tocar entrar en cada monumento… Han montado un súper
edifico para comprar las entradas que funciona a la maravilla, eso sí.
(Al entrar veo unas 30-40 personas delante pero no tardo ni 5 minutos en
pagar). Tenemos 30 minutos antes de que nos toque entrar en el Duomo. Raro
pero, a pesar de estar a mediados de agosto, hay entradas para dentro
de 1h para subir la Torre de Pisa. Lástima que no nos dejan subir con
Astrid y paso de dejarlos a los dos aquí abajo solitos. Otra vez será. Aparte del Duomo, he cogido entradas para el Campo Santo y el Baptisterio. Si venís de Florencia, os podéis ahorrar todas las entradas, de verdad. Es bonito, mucho, pero ya estamos saturados de bellezas. Mi recomendación es que lo visitéis en este orden: 1º el Baptisterio, que si no eres un entendido del arte, lo ves en 5 minutos. Después el Camposanto, que como tienes que caminar, pues ya se te pueden ir a 10. Y luego, a esperar que nos toque entrar en el Duomo, que es donde más tiempo pasaremos. A
favor del Camposanto tengo que decir que una gran parte está quemada y
por eso no es tan espectacular su visión. Pero antes de ser destruido,
debía estar muy bien! La family se va fuera mientras yo me quedo leyendo en los paneles información sobre la 2GM y los destrozos que provocó en el arte italiano.
Entramos en el Duomo, visita rapidita y salimos de nuevo al exterior, donde nos hacemos unas 20 fotos con la torre. ¿Saldrá alguna decente?
Buscamos un bar (es la hora del potito de verduras…) y veo como MA se me está durmiendo. Decido dar el día por finalizado, a pesar de que acaba de empezar y tiramos para LUCCA, a buscar nuestro alojamiento.
Como ya indiqué en el apartado de alojamientos, está súper bien. No es nada del otro mundo (es un albergue) pero está en medio de la naturaleza y tiene lo necesario para relajarnos. A los 5 minutos de llegar, tengo a mi family durmiendo así que me pongo a leer un rato “50 sombras de Grey”.
Cuando
se despiertan, tienen hambre, como no. Le doy a la peque su potito de
frutas y luego me bajo al bar a buscar un par de bocadillos. Pero ohhhh,
no hay bar. Es un bar que no sé cuándo funciona pero en caso de funcionamiento, me informan que solo me darán de beber (y supongo que nada de alcohol, ¿verdad? Por aquello que estamos en un centro religioso,….). Total, que cogemos el coche y nos vamos a Lucca a buscar algo de comer (y de cenar).
La
ciudad no está nada mal. Es peatonal y dejamos el coche en una de las
múltiples zonas azules que bordean la muralla. Es una ciudad italiana
normal, para entendernos. Tal y como me recomendó una amiga, la mejor manera de conocerla es en bici. Aquí no vienes a visitar Duomos, iglesias menores o museos. No hay nada. Vale si, está la Piazza de san Michelle con su iglesia preciosa, la encuentro muy bonita!
la Piazza dell Anfiteatro, que se ve mejor
desde el aire que en directo. Una vez allí, no parece tan espectacular o
es que no sabemos encontrarle el ángulo.
Me quedo con las ganas de ver una
cosa muy curiosa pero que no consigo encontrar a pesar de buscar
(tendré que esperar a un nuevo viaje): el laberinto del Duomo di san
Martino. También vemos la Torre dei Guinigi con las encinas en la azotea.
El
hambre apremia y en breve cerraran las tiendas así que para no fallar
el tiro, nos vamos a una charcutería con muy buena pinta que hemos visto
justo en la muralla del anfiteatro. Muy recomendable y no
está mal de precio aunque para ser sinceros, hoy nos era igual gastar.
Nos compramos algunas pijadas como mortadela con trufa, un pan que tiene
muy buena pinta, fuets pequeñitos, queso,… uhmmm
Con
la salivera de comernos lo que hemos comprado, nos vamos para el
albergue a cenar y a descansar que mañana toca una buena paliza de
coche!.
“RITORNO” A CASA
No sé cómo miré Vía
Michelin pero o MA le ha apretado mucho en la autopista o no lo
entiendo. Tras un buen desayuno en la Villa dei Seminario y una parada
larga en la autopista para darle de comer a Astrid, nos plantamos en el
último hotel del viaje, a la altura de Aix en Provence, antes de las
15h. Y encima, para la m de hotel que es…
podríamos haber continuado hasta casa. (ver “alojamientos). Bueno, al
menos nos sirve esta espera para comprar provisiones para casa que
mañana es 15 de agosto y estará todo cerrado.
El miércoles,
antes de la hora de la comida ya estamos en casita. Compramos comida
preparada en Lleonart y nos hacemos unas cuantas fotos con cara de
derrotados. La única que ha dormido esta noche ha sido la peque y está
tan contenta de estar en casa que decide sacar todos los juguetes de su
sitito. Es igual, mañana será otro día y ya me dedicaré a recoger y deshacer la maleta.
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